domingo, 8 de enero de 2012
La comunicación y el lenguaje son dos aspectos que se suelen confundir. El niño durante el primer año de vida desarrolla las bases necesarias para la aparición del lenguaje oral, sus primeras palabras. Hasta ese momento el niño ya es capaz de comunicarse con las personas de su entorno aunque aún no hable.
Desde que nacen, los niños muestran un especial interés hacia la voz humana y, aunque nos puede dar la impresión de que comprenden lo que les decimos, en realidad lo que entienden son las situaciones en las que se emplean esas palabras.
Las primeras etapas del desarrollo del lenguaje son fundamentales y constituyen la base para un correcto desarrollo del lenguaje. Pero esto no quiere decir que no aparezcan dificultades posteriores, ya no sólo en el lenguaje, sino también en su habla (ceceo, rotacismo /r/…), en su comunicación (tartamudez) e incluso en el aprendizaje del lenguaje escrito. Un adecuado desarrollo en las primeras edades facilita la adquisición de habilidades más complejas pero no las garantiza.
¿Qué hacer para fomentar el desarrollo del lenguaje en los niños?
La edad de aparición de las primeras palabras puede variar de unos niños a otros, aunque en general se producen en torno al primer año de vida. También es importante tener en cuenta que el desarrollo del lenguaje suele ser más rápido en las niñas que en los niños.
En general, si observamos que nuestro hijo tiene un lenguaje como de un niño seis meses más pequeño, esto puede ser un indicio de que algo no va bien. Es entonces cuando debemos consultar a un profesional que valore si es necesario realizar un tratamiento de estimulación del lenguaje, con el fin de prevenir posteriores alteraciones en el desarrollo del mismo.
• Los recién nacidos se comunican exclusivamente a través del llanto. Poco a poco, éste irá modulándose para manifestar diferentes estados de ánimo que los padres podrán identificar según el tono.
• A partir de los 3 meses aparece un incipiente balbuceo que son sus primeros intentos de una posterior articulación de la palabra. Sus sonidos son guturales y labiales; y va escuchando su propia voz e incluso repite algunos sonidos.
• A partir de los 6 meses el niño sustituye los lloros por gorgojos y gritos. Se distrae mucho escuchando los sonidos que él mismo produce. Algunos empiezan a articular alguna sílaba como “pa”, “ma” o algún diptongo.
A estas edades el lenguaje es un juego fonético funcional, semejante al juego manipulativo y con él va dominando el aparato de fonación como condición primera e indispensable para la aparición del lenguaje.
• Al finalizar el primer año, utiliza los sonidos para conseguir una respuesta de su entorno; pero, son más bien una conducta imitativa de los adultos que la representación de palabras concretas.
Poco a poco van comprendiendo cada vez más palabras. El adulto al dirigirse a un niño de esta edad va cambiando el tono de voz: de enfado, de broma, con afecto… El pequeño les imita y así va adquiriendo un valor representativo de lo que escucha.
• Hacia el año y medio ya es capaz de tener 10 ó 12 palabras. Es la etapa de un lenguaje particular del niño, una jerga difícil de entender para los adultos y que le acompaña en casi toda su actividad.
Es en esta época cuando utilizan la “palabra-frase”: una palabra quiere decir muchas cosas o expresar múltiples deseos o necesidades.
• A partir de los 2 años con un pensamiento simbólico incipiente, va ampliando rápidamente su vocabulario y empieza a comprender el significado de muchas palabras; además comienza a hacer frases de 2 ó 3 palabras y con los verbos siempre en presente. Todavía no tienen clara la idea de su identidad frente a los que le rodea y utiliza su nombre para designarse, hablando de sí mismo en tercera persona.
• Al llegar a los 3 años, el avance ha sido vertiginoso. Nos encontramos con el típico charlatán que no para de hablar, presentando en su lenguaje un matiz egocéntrico. Todo lo pregunta, le cuesta respetar el turno de palabra con los demás, no le importa lo que los demás le cuentan e intenta ser el centro de atención mientras habla. Es curioso que a esta edad el niño acompaña la acción, el juego, siempre con la palabra; tiene que expresar el pensamiento.
A los 3 ó 4 años, el número de palabras ha aumentado hasta llegar aproximadamente a las 1000. Utiliza el “yo” para nombrarse, los pronombres personales, los adjetivos, los verbos, el plural y el singular. Su capacidad retentiva va en aumento, es capaz de adquirir nuevo vocabulario y de memorizar canciones, poesías, adivinanzas…
• Entre los 4 y los 5 años, el niño habla sin cesar, queriendo ser el centro de atención. Su lenguaje es un “monólogo colectivo”. Le gusta jugar con el lenguaje que cree dominar; de inventa canciones, poesías, adivinanzas, va dándose cuenta de las palabras que “suenan” parecidas, hacen pareados, les gusta cambiar el tono de voz para interpretar personajes de cuento, usa expresiones de adultos del tipo “¡Qué le vamos a hacer!”, etc.
• Entre los 5 y los 6 años se da por finalizado el proceso de adquisición de lo pilares de la lengua y a partir de aquí comienza el perfeccionamiento y ampliación de vocabulario. Es el momento en el que se puede comenzar con el aprendizaje
Desde que nacen, los niños muestran un especial interés hacia la voz humana y, aunque nos puede dar la impresión de que comprenden lo que les decimos, en realidad lo que entienden son las situaciones en las que se emplean esas palabras.
Las primeras etapas del desarrollo del lenguaje son fundamentales y constituyen la base para un correcto desarrollo del lenguaje. Pero esto no quiere decir que no aparezcan dificultades posteriores, ya no sólo en el lenguaje, sino también en su habla (ceceo, rotacismo /r/…), en su comunicación (tartamudez) e incluso en el aprendizaje del lenguaje escrito. Un adecuado desarrollo en las primeras edades facilita la adquisición de habilidades más complejas pero no las garantiza.
¿Qué hacer para fomentar el desarrollo del lenguaje en los niños?
- Hay que estimular al niño para la actitud verbal desde que nace; hablarle aunque creamos que no nos entiende. No le aturdáis, pero contarle lo que vais a hacer, lo que estáis haciendo, a dónde vais, etc. Hacerle preguntas para que él también hable.
- Dejar siempre un espacio para que el niño exprese sus deseos, necesidades, sentimientos y pensamientos. Siendo pacientes hacia su dificultad de expresión, que cada vez será más fluida. Cuando le preguntéis algo, dejadle tiempo para que responda. Y cuando le pregunten a él, esperar a que sea él quién conteste. No os adelantéis a su respuesta.
- Utilizar palabras correctas para designar los objetos, acciones y situaciones. El lenguaje infantil es muy gracioso para los niños, pero no para los adultos.
- Hablarles en un tono de voz correcto. No se puede pedir a un niño que no grite si los adultos de su alrededor lo hacen. Respetar y hacerle respetar los turnos de palabra. Esto se lo exigimos al niño, pero pocas veces se lo respetamos.
- No hacer comentarios negativos acerca de su lenguaje delante de él.
- Ante los enunciados de vuestro hijo, siempre tratar de extenderlos y expandirlos. Ello significa lo siguiente:
1. Expansión sintáctica: él dice “Coche grande” y vosotros le decís: “Sí, es un coche grande”. Es decir, habéis introducido nuevos elementos sintácticos para alargar sus frases e introducir los elementos nexo del lenguaje.
2. Extensión semántica: él dice “Mira, un coche grande” y vosotros le decís: “Sí, es un coche grande y muy bonito”. Así, en este caso, aumentáis el contenido semántico, introducís palabras con significado. - Festejar su esfuerzo y felicitarle cuando lo haga bien. Si lo hace mal, no le digáis nada. Sólo le dais el modelo correcto, pero sin que él se vea corregido constantemente.
- Fomentar en el niño el gusto por la lectura. Seleccionando los libros adecuados a su edad y capacidad lectora. Cuando el todavía no sepa leer, tomarnos un ratito cada noche para leerle un cuento; si no entiende una palabra, hay que explicársela y relacionarla con otras que sí entienda para ir ampliando su vocabulario.
La edad de aparición de las primeras palabras puede variar de unos niños a otros, aunque en general se producen en torno al primer año de vida. También es importante tener en cuenta que el desarrollo del lenguaje suele ser más rápido en las niñas que en los niños.
En general, si observamos que nuestro hijo tiene un lenguaje como de un niño seis meses más pequeño, esto puede ser un indicio de que algo no va bien. Es entonces cuando debemos consultar a un profesional que valore si es necesario realizar un tratamiento de estimulación del lenguaje, con el fin de prevenir posteriores alteraciones en el desarrollo del mismo.
• Los recién nacidos se comunican exclusivamente a través del llanto. Poco a poco, éste irá modulándose para manifestar diferentes estados de ánimo que los padres podrán identificar según el tono.
• A partir de los 3 meses aparece un incipiente balbuceo que son sus primeros intentos de una posterior articulación de la palabra. Sus sonidos son guturales y labiales; y va escuchando su propia voz e incluso repite algunos sonidos.
• A partir de los 6 meses el niño sustituye los lloros por gorgojos y gritos. Se distrae mucho escuchando los sonidos que él mismo produce. Algunos empiezan a articular alguna sílaba como “pa”, “ma” o algún diptongo.
A estas edades el lenguaje es un juego fonético funcional, semejante al juego manipulativo y con él va dominando el aparato de fonación como condición primera e indispensable para la aparición del lenguaje.
• Al finalizar el primer año, utiliza los sonidos para conseguir una respuesta de su entorno; pero, son más bien una conducta imitativa de los adultos que la representación de palabras concretas.
Poco a poco van comprendiendo cada vez más palabras. El adulto al dirigirse a un niño de esta edad va cambiando el tono de voz: de enfado, de broma, con afecto… El pequeño les imita y así va adquiriendo un valor representativo de lo que escucha.
• Hacia el año y medio ya es capaz de tener 10 ó 12 palabras. Es la etapa de un lenguaje particular del niño, una jerga difícil de entender para los adultos y que le acompaña en casi toda su actividad.
Es en esta época cuando utilizan la “palabra-frase”: una palabra quiere decir muchas cosas o expresar múltiples deseos o necesidades.
• A partir de los 2 años con un pensamiento simbólico incipiente, va ampliando rápidamente su vocabulario y empieza a comprender el significado de muchas palabras; además comienza a hacer frases de 2 ó 3 palabras y con los verbos siempre en presente. Todavía no tienen clara la idea de su identidad frente a los que le rodea y utiliza su nombre para designarse, hablando de sí mismo en tercera persona.
• Al llegar a los 3 años, el avance ha sido vertiginoso. Nos encontramos con el típico charlatán que no para de hablar, presentando en su lenguaje un matiz egocéntrico. Todo lo pregunta, le cuesta respetar el turno de palabra con los demás, no le importa lo que los demás le cuentan e intenta ser el centro de atención mientras habla. Es curioso que a esta edad el niño acompaña la acción, el juego, siempre con la palabra; tiene que expresar el pensamiento.
A los 3 ó 4 años, el número de palabras ha aumentado hasta llegar aproximadamente a las 1000. Utiliza el “yo” para nombrarse, los pronombres personales, los adjetivos, los verbos, el plural y el singular. Su capacidad retentiva va en aumento, es capaz de adquirir nuevo vocabulario y de memorizar canciones, poesías, adivinanzas…
• Entre los 4 y los 5 años, el niño habla sin cesar, queriendo ser el centro de atención. Su lenguaje es un “monólogo colectivo”. Le gusta jugar con el lenguaje que cree dominar; de inventa canciones, poesías, adivinanzas, va dándose cuenta de las palabras que “suenan” parecidas, hacen pareados, les gusta cambiar el tono de voz para interpretar personajes de cuento, usa expresiones de adultos del tipo “¡Qué le vamos a hacer!”, etc.
• Entre los 5 y los 6 años se da por finalizado el proceso de adquisición de lo pilares de la lengua y a partir de aquí comienza el perfeccionamiento y ampliación de vocabulario. Es el momento en el que se puede comenzar con el aprendizaje
CIENCIAS RELACIONADAS CON EL LENGUAJE
- Psicología y
Las ciencias sociales orientadas al estudio de los valores, las formas de vida, las posiciones ideológicas y las estructurales de la humanidad son las siguientes: psicología, antropología, sociología, filosofía y lingüística.
- Psicología y comunicación
Por tanto, la psicología guarda una estrecha relación con la comunicación, puesto que mientras la primera se dirige al análisis de la personalidad, la segunda implica la formación de estereotipos, vinculados de alguna manera con la psicología. Así, el medio social y, en consecuencia, la influencia de los medios de comunicación masiva afectan la personalidad.
- Antropología y comunicación.
El funcionalismo sistematiza el estudio de las comunidades contemplando el tipo de funciones que surgen en ellas para subsistir. Implica un sistema social tienen la tendencia a mantener al máximo el equilibrio y la cohesión; no contempla disfunciones que perjudiquen al sistema, sólo examina lo positivo, por lo que llama desviaciones a lo negativo, y se aboca a la consecución de funciones universales.
El estructuralismo es una corriente intelectual caracterizada por aplicar a los hechos humanos y sociales el concepto de estructura, tal como lo elaboró la lingüística. El estructuralismo, como método, visión o concepción ideológica ha sido introducido en diversas disciplinas, entre ellas, la antropología, la sociología, la crítica literaria y la psicología.
El estructural-funcionalismo es una de las corrientes más relevantes del siglo XX. Esta teoría nos permite determinar en qué circunstancias y condiciones, en un medio, espacio y tiempo determinados, el hombre se ha comunicado a través del tiempo, hecho que vincula a la antropología con la comunicación.
- Sociología y comunicación.
Ahora bien, la sociología tiene vínculos estrechos con la comunicación en todos los ámbitos del contexto social, pues no puede haber sistema social si no hay comunicación. La sociología implica diversos estatus o posiciones del individuo dentro del sistema social, de acuerdo con su edad, sexo, hábitat, escolaridad, religión, ideología, posición política, ingresos económicos, etcétera.
Es importante destacar que la presencia de los medios de comunicación masiva en nuestra vida cotidiana constituye un importante fenómeno que la sociología pretende analizar con el fin de explicar sus efectos en la evolución de la sociedad contemporánea.
- Filosofía y comunicación.
Ahora bien, varios filósofos han abordado el tema de la comunicación al referirse a las siguientes interrogantes: ¿Por qué se comunica el hombre? ¿Realmente se comunica? ¿Cómo se comunica con el mundo? ¿Cómo lo perciben los demás? ¿Cómo logra comunicarse?
Platón sostiene que la comunicación es imposible, ya que el conocimiento es imposible; "si yo te digo —quiero decir— algo a ti y tú ya lo sabías, entonces no hay comunicación; pero si no lo sabías, es que no te habías comunicado".
Aristóteles antepone la razón a la ciencia. Señala que para que el hombre se
comunique es necesaria la presencia de un orador y de un público que muestre interés en escucharlo y, desde luego, que el orador tenga algo que comunicar.
- Lingüística y comunicación.
El lenguaje es universal, ya que permite una gran diversidad de formas ü maneras de expresión que inducen el establecimiento de la comunicación. La estructura del lenguaje, en su calidad de modo de comunicación, se relaciona con otros elementos de particular relevancia; por ejemplo: el predominio del sentido emotivo, esto es, que la comunicación lingüística, como cualquier comunicación, tiene un carácter anticipatorio, de ahí que se adelante a los hechos.
La. lingüística estudia el lenguaje en sus dos ramas principales: el habla y la escritura; no obstante, los lenguajes oral y escrito son tan sólo algunos de los múltiples lenguajes que el hombre utiliza para comunicarse.
La expresión verbal es una forma directa de hacer llegar un mensaje, a pesar de que el sujeto no esté físicamente frente a su interlocutor. El empleo de la voz como medio de comunicación produce importantes efectos, pues sus vibraciones son capaces de conmover y emocionar a una audiencia.
La palabra escrita, por su parte, es otro medio de comunicación valioso, cuyo propósito fundamental es dejar huella y registro de mensajes que pueden referirse a un pasado remoto o cercano y a sucesos de actualidad, e inclusive a especular sobre lo futuro. Es obvio que este medio implica mayores exigencias, en
cuanto a redacción y estilo, que la expresión oral, puesto que la escritura permite afinar el mensaje y en consecuencia incrementa las posibilidades de estructurar un contenido, lo que evita confusiones respecto al significado.
Por tanto, el lenguaje es el vehículo de comunicación más eficiente, en cualquiera de sus formas y maneras de expresión; de ahí que el lenguaje y la comunicación vayan de la mano.
- Semántica y comunicación.
Con base en la semántica, y considerando al emisor del proceso comunicativo, la comunicación lingüística se clasifica en denotativa y connotativa. Es denotativa cuando los objetos referentes se enuncian en una forma próxima a su realidad, por lo que el uso común del lenguaje y el uso científico son básicamente denotativos.
Hoy la denominada incomunicación humana obedece en gran media a la falta de precisión en las palabras.
La finalidad de la comunicación lingüística es connotativa cuando uno o varios elementos de la lengua se utilizan de tal manera que proyecten tanto el contenido único aceptado como norma en su estructura superficial, como otro o varios más que incrementan su variabilidad de mensajes.
El hombre tiene suficiente capacidad para manejar un sinfín de significados; sin embargo, la lingüística le indica cómo éstos se relacionan con su realidad concreta; por consecuencia, cuando el número de significados con base en las experiencias y nivel sociocultural de un individuo es muy amplio, su capacidad de comunicación será también amplia.
Las ciencias sociales orientadas al estudio de los valores, las formas de vida, las posiciones ideológicas y las estructurales de la humanidad son las siguientes: psicología, antropología, sociología, filosofía y lingüística.
- Psicología y comunicación
Por tanto, la psicología guarda una estrecha relación con la comunicación, puesto que mientras la primera se dirige al análisis de la personalidad, la segunda implica la formación de estereotipos, vinculados de alguna manera con la psicología. Así, el medio social y, en consecuencia, la influencia de los medios de comunicación masiva afectan la personalidad.
- Antropología y comunicación.
El funcionalismo sistematiza el estudio de las comunidades contemplando el tipo de funciones que surgen en ellas para subsistir. Implica un sistema social tienen la tendencia a mantener al máximo el equilibrio y la cohesión; no contempla disfunciones que perjudiquen al sistema, sólo examina lo positivo, por lo que llama desviaciones a lo negativo, y se aboca a la consecución de funciones universales.
El estructuralismo es una corriente intelectual caracterizada por aplicar a los hechos humanos y sociales el concepto de estructura, tal como lo elaboró la lingüística. El estructuralismo, como método, visión o concepción ideológica ha sido introducido en diversas disciplinas, entre ellas, la antropología, la sociología, la crítica literaria y la psicología.
El estructural-funcionalismo es una de las corrientes más relevantes del siglo XX. Esta teoría nos permite determinar en qué circunstancias y condiciones, en un medio, espacio y tiempo determinados, el hombre se ha comunicado a través del tiempo, hecho que vincula a la antropología con la comunicación.
- Sociología y comunicación.
Ahora bien, la sociología tiene vínculos estrechos con la comunicación en todos los ámbitos del contexto social, pues no puede haber sistema social si no hay comunicación. La sociología implica diversos estatus o posiciones del individuo dentro del sistema social, de acuerdo con su edad, sexo, hábitat, escolaridad, religión, ideología, posición política, ingresos económicos, etcétera.
Es importante destacar que la presencia de los medios de comunicación masiva en nuestra vida cotidiana constituye un importante fenómeno que la sociología pretende analizar con el fin de explicar sus efectos en la evolución de la sociedad contemporánea.
- Filosofía y comunicación.
Ahora bien, varios filósofos han abordado el tema de la comunicación al referirse a las siguientes interrogantes: ¿Por qué se comunica el hombre? ¿Realmente se comunica? ¿Cómo se comunica con el mundo? ¿Cómo lo perciben los demás? ¿Cómo logra comunicarse?
Platón sostiene que la comunicación es imposible, ya que el conocimiento es imposible; "si yo te digo —quiero decir— algo a ti y tú ya lo sabías, entonces no hay comunicación; pero si no lo sabías, es que no te habías comunicado".
Aristóteles antepone la razón a la ciencia. Señala que para que el hombre se
comunique es necesaria la presencia de un orador y de un público que muestre interés en escucharlo y, desde luego, que el orador tenga algo que comunicar.
- Lingüística y comunicación.
El lenguaje es universal, ya que permite una gran diversidad de formas ü maneras de expresión que inducen el establecimiento de la comunicación. La estructura del lenguaje, en su calidad de modo de comunicación, se relaciona con otros elementos de particular relevancia; por ejemplo: el predominio del sentido emotivo, esto es, que la comunicación lingüística, como cualquier comunicación, tiene un carácter anticipatorio, de ahí que se adelante a los hechos.
La. lingüística estudia el lenguaje en sus dos ramas principales: el habla y la escritura; no obstante, los lenguajes oral y escrito son tan sólo algunos de los múltiples lenguajes que el hombre utiliza para comunicarse.
La expresión verbal es una forma directa de hacer llegar un mensaje, a pesar de que el sujeto no esté físicamente frente a su interlocutor. El empleo de la voz como medio de comunicación produce importantes efectos, pues sus vibraciones son capaces de conmover y emocionar a una audiencia.
La palabra escrita, por su parte, es otro medio de comunicación valioso, cuyo propósito fundamental es dejar huella y registro de mensajes que pueden referirse a un pasado remoto o cercano y a sucesos de actualidad, e inclusive a especular sobre lo futuro. Es obvio que este medio implica mayores exigencias, en
cuanto a redacción y estilo, que la expresión oral, puesto que la escritura permite afinar el mensaje y en consecuencia incrementa las posibilidades de estructurar un contenido, lo que evita confusiones respecto al significado.
Por tanto, el lenguaje es el vehículo de comunicación más eficiente, en cualquiera de sus formas y maneras de expresión; de ahí que el lenguaje y la comunicación vayan de la mano.
- Semántica y comunicación.
Con base en la semántica, y considerando al emisor del proceso comunicativo, la comunicación lingüística se clasifica en denotativa y connotativa. Es denotativa cuando los objetos referentes se enuncian en una forma próxima a su realidad, por lo que el uso común del lenguaje y el uso científico son básicamente denotativos.
Hoy la denominada incomunicación humana obedece en gran media a la falta de precisión en las palabras.
La finalidad de la comunicación lingüística es connotativa cuando uno o varios elementos de la lengua se utilizan de tal manera que proyecten tanto el contenido único aceptado como norma en su estructura superficial, como otro o varios más que incrementan su variabilidad de mensajes.
El hombre tiene suficiente capacidad para manejar un sinfín de significados; sin embargo, la lingüística le indica cómo éstos se relacionan con su realidad concreta; por consecuencia, cuando el número de significados con base en las experiencias y nivel sociocultural de un individuo es muy amplio, su capacidad de comunicación será también amplia.

IDIOMAS
El idioma español o castellano es una lengua romance del grupo ibérico. Es uno de los seis idiomas oficiales de la ONU[20] y, tras el chino mandarín, es la lengua más hablada del mundo por el número de personas que la tienen como lengua materna.[21] [22] [23] Es también idioma oficial en varias de las principales organizaciones político-económicas internacionales (UE,[24] UA,[25] OEA,[26] OEI,[27] TLCAN,[28] Unasur,[29] Caricom,[30] y el Tratado Antártico,[31] entre otras). Lo hablan como primera y segunda lengua más de 450 millones,[32] y supera los 500 millones[33] de personas si contamos a los que lo han aprendido como lengua extranjera, pudiendo ser la tercera lengua más hablada por el total de hablantes.[34] Por otro lado, el español es el segundo idioma más estudiado en el mundo tras el inglés,[35] con más de 20 millones de estudiantes,[36] si bien otras fuentes indican que se superan los 46 millones de estudiantes distribuidos en 90 países,[37] y la tercera lengua más usada en Internet (7,8% del total).[38]
El español, como las otras lenguas romances, es una continuación moderna del latín hablado (denominado latín vulgar), desde el siglo III, que tras el desmembramiento del Imperio romano fue divergiendo de las otras variantes del latín que se hablaban en las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas romances. Debido a su propagación por América, el español es, con diferencia, la lengua romance que ha logrado mayor difusión
El español, como las otras lenguas romances, es una continuación moderna del latín hablado (denominado latín vulgar), desde el siglo III, que tras el desmembramiento del Imperio romano fue divergiendo de las otras variantes del latín que se hablaban en las distintas provincias del antiguo Imperio, dando lugar mediante una lenta evolución a las distintas lenguas romances. Debido a su propagación por América, el español es, con diferencia, la lengua romance que ha logrado mayor difusión
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